Paloma blanca




Un palomo, que había estado convencido toda su vida de que las palomas sólo podían ser blancas, se fue de viaje a otro país. Mientras paseaba por las calles de una de las ciudades que visitó, se fijó en las palomas que, resultó, tenían plumas de colores. Decidió que quería probar un cambio y acudió a un peluquero de aves. Colorea la paloma para que sus plumas sean diferentes.

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